“No es una mentira, es una broma” (Fantasías sexuales de los niños y realidades de los adultos)

Resumiendo mucho, les llega al programa de radio la carta de una madre que tenía dos hijas de 7 y 5 años, que con frecuencia permanecían en casa de una cuidadora casada. Una noche las niñas le dicen al padre que tienen algo importante que decirle pero no se decidían a hacerlo: “¿si te lo decimos te burlarás de nosotras?” Finalmente la mayor comenta: El marido de la cuidadora me puso su pito en la boca, después se quedó prácticamente muda y no quiso dar ningún otro detalle. La madre escribe en la carta que a la mañana siguiente quiso hablarles de aquello y le resultó curioso que las niñas se mostraran muy reticentes y no quisieran volver a hablar del episodio. Dijeron: No, no. Hemos olvidado lo que ocurrió, no digas nada a la cuidadora.

Dolto responderá: Los niños imaginan escenas sexuales que cuentan a su manera. Aquí la escena estaba destinada solo al padre, curiosas son las palabras que usan: “¿Te vas a burlar de nosotras?” o luego al día siguiente a la madre: “No queremos hablar, hemos olvidado lo sucedido”. Tengo la impresión de que nos encontramos ante una fantasía. Todo ocurre al atardecer, en el momento de la cena o la noche. Entre niños suelen decirse cosas falaces, cosas que imaginan para hacerse interesantes y en este caso para hacerse interesantes a los ojos del padre. Creo que esta mujer tiene razón en no insistir en esta historia para que si algún día ocurriera algo realmente serio las niñas no dejen de hablar. Esto es lo importante, no hay que burlarse de ellas ni reprenderlas. Esta señora (la madre) en presencia del padre puede decir: “un día contasteis esto a vuestro padre (cierto o falso, no hay que tratar de hacerles decir que no es cierto). Cuando uno es pequeño inventa montones de cosas. Si algún día llegara a ocurrir algo como lo que habéis contado y es cierto, hay que evitar que vuelva a ocurrir. Así de esta manera las niñas quedan advertidas. Hay que entender que no puede impedirse “lo que no es cierto”, no puede impedirse que los niños cuenten historias inventadas. No perder de vista que son fabulaciones que corresponden a esas imaginaciones sexuales que frecuentemente tienen los niños en una fase de su desarrollo, la fase durante la cual sienten deseos de seducir a un adulto, estos deseos suscitan imágenes como las que han descrito estas chicas. Muchos padres lo asimilan a mentiras que cuentan sus hijos, pero NO, no son mentiras, son ficciones, es algo que se dice en broma” por el placer de creer en ello, para soñar despierto sin riesgos… es novela, en fin.

La mayor parte de las fantasías de los niños no son cosas que comprendan los padres. En este caso, estas chicas concibieron esa fantasía sencillamente para hablar con su padre. Me atrevo a decir que lo que dicen estas niñas son resonancias, articulaciones imaginarias inconscientes con el acto de mamar. Los senos de la madre, el pene del padre se intercambian en las fantasías. No solo se confunden cosas en la imaginación de los niños sino también en los sueños de los adultos, el inconsciente no hace diferencias claras. Por lo visto esa fantasía ni siquiera era de carácter erótico para las niñas, a juzgar por la manera en que se lo contaron al padre. Creo que fue sensato no hacer un drama, es una de esas historias que se olvidan apenas dichas. Una historia infantil de ficción sexual.

Cuando los padres tienen la confianza de su hijo saben hablarle, saben escucharlo, hacerle precisar lo que se dice, de modo que puedan explicarle muy bien el sentido de ese tipo de encuentros y decirle cómo puede defenderse de ellos…. y todo sin dramatizar.

Fragmentos extraídos del libro de Françoise Dolto: ¿Tiene el niño derecho a saberlo todo?. Ed. Paidós.

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