En alemán, la palabra “Unheimlich” (lo siniestro), es la antónima de heimlich (íntimo, secreto o familiar). Se deduce entonces que lo siniestro “unheimlich” causa espanto precisamente porque no es conocido ni familiar. Pero Freud no se conforma con ello y en su investigación, revela que el término heimlich no tiene un sentido único, sino que pertenece a dos grupos de representaciones bastantes alejadas entre sí. Un primer sentido designa algo que es familiar, íntimo, amable; un segundo sentido, sin embargo, designa lo que se refiere a lo secreto, lo oculto, lo impenetrable. Este último significado llevado más lejos, designa también algo más que oculto, se refiere a lo ocultado, lo escondido, lo peligroso. El sentido evoluciona de este modo hacia su antónimo y casi se confunde con él, creando de este modo una suerte de banda de moebius entre lo familiar y lo extraño, entre lo que es íntimo y lo que no lo es. Situando un espacio en el cual, interior y exterior no están separados, en el cual, uno no sabe si está dentro o está afuera.
Para situar estos elementos, Freud, recurre a la lectura de Hoffmann, maestro por excelencia de lo siniestro en la literatura de finales del siglo XVIII principios del XIX. Y Elige dos de sus obras literarias. El primero de ellos es “El hombre de arena”, en el cual sitúa lo siniestro en la representación de ser despojado de los ojos. En este cuento, el hombre de arena es un ser monstruoso que persigue a los niños que no se portan bien para arrancarles los ojos. Aquí lo unheimlich corresponde claramente a la angustia de castración.
En el segundo texto de Hoffmann, “Los elixires del diablo”, Freud ubica lo siniestro en la aparición del “doble” o del “otro yo”, es decir, con la aparición de personas que a causa de su imagen igual son consideradas idénticas. Aquí lo siniestro es la repetición de lo semejante, o dicho de otro modo, el retorno de lo semejante. Precisamente en este punto, Freud piensa lo Unheimlich en relación a la repetición, cito: “Me limito, pues, a señalar que la actividad psíquica inconsciente está dominada por un automatismo o impulso de repetición (repetición compulsiva), inherente, con toda probabilidad a la esencia misma de la pulsión y con poder suficiente para sobreponerse al principio de placer, un impulso que concede a la vida psíquica un carácter demoníaco. (…) Se sentirá como siniestro cuanto sea susceptible de evocar este impulso de repetición interior”.
El artículo freudiano nos permite extraer tres conclusiones: (1) Lo familiar y lo extraño puede ser la misma cosa, no hay frontera. (2) Lo Unheimlich puede tener su correlato en la angustia de castración. (3) Lo unheimlich puede aparecer ligado a la repetición que queda fuera de la voluntad del sujeto.
De todas las definiciones de Unheimlich, la que más convence a Freud es la del filósofo alemán Schelling, que dice así: “Unheimlich es una extrañeza inquietante. Es todo lo que estando destinado a permanecer en secreto, oculto, ha salido a la luz”.