Extracto del libro: “Niño deseado, niño feliz. Claves para aceptar, comprender y respetar las particularidades de sus hijos”

Sergi Vilardell Falcon colegiado COPC

Artículo escrito por:

Sergi Vilardell Falcon

Psicólogo Colegiado Nº 18455 (COPC)

Periodista

Aquí tenemos otra actitud que traduce la angustia de los padres frente a la escolaridad: “Tengo un hijo de doce años que no trabaja bien. Hay que ayudarlo a hacer los deberes. El padre le pone por delante el ejemplo de los primos que triunfaron en la vida y que a los diez años eran todos buenos alumnos…” Ante escenarios así, es útil contar con la guía de un equipo clínico; en nuestra clínica de psicología y orientación familiar en Barcelona abordamos estas dificultades desde una perspectiva psicoeducativa y emocional.

Dolto

Quisiera decir enseguida que es muy perjudicial poner a un niño como ejemplo de otro. A menudo, detrás de esa comparación hay sentimientos de inferioridad o frustración en el adulto, que desearía tener “otro hijo” en lugar de comprender al que tiene. Cuando estas comparaciones se vuelven frecuentes y generan malestar en casa o en la escuela, es recomendable una valoración en psicología infantil para orientar la intervención sin dañar la autoestima del menor.

Comparar con “el primo que triunfó” desplaza la mirada de las cualidades propias del niño y dificulta estimular lo que sí puede desarrollar. La educación consiste en ayudarle a dar lo mejor de sí, no en empujarlo a imitar a otro. Si estas dinámicas ya están afectando al rendimiento o a la motivación, puede ser útil revisar pautas en fracaso escolar para ajustar expectativas y fortalecer el proceso educativo.

Periodista

Muy bien, pero ahora pongámonos un poco en el lugar de esos padres que escriben: Hay que hacerles los deberes, de otra manera sería una catástrofe”. Hay niños que manifiestamente no se adaptan a la vida escolar tal y como está es en la actualidad. Sin embargo, en menester que vayan a la cuela.

Entonces, ¿cómo ayudarlos?

Dolto

Si los padres quieren hacer los deberes en lugar del hijo, ¿por qué no? Pero con la condición de que durante ese tiempo el niño esté contento y pueda dedicarse a actividades que le estimulen de otro modo. Un ser humano es feliz cuando se siente bien dentro de su propia piel; en el momento de hacer los deberes, el chico quizás tiene ganas de hacer otra cosa. Si los padres asumen esa tarea solo para que el hijo pase de curso, conviene reflexionar sobre el sentido de esa ayuda. Puedes leer más sobre cómo acompañar estos procesos en el artículo del blog cómo comunicar a los hijos situaciones difíciles.

Tampoco puede impedirse que los padres se den un placer o intenten aliviar su propia angustia ayudando en exceso. Pero no es educativo que el hijo obtenga notas que, en realidad, son las notas de los padres. Este tipo de dinámicas suelen reflejar una dificultad para reconocer los límites entre generaciones. Puedes profundizar en esta idea leyendo el artículo cuándo pedir ayuda psicológica para mejorar la dinámica familiar.

Claves para aceptar, comprender y respetar las particularidades de sus hijos

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Bueno, pero queda pendiente la pregunta: ¿Cómo ayudar a esos niños?

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Pues, en primer lugar preguntándoles si quieren ser ayudados  y en qué quieren serlo.

Aquí está el problema: los padres siempre quieren algo que el hijo todavía no quiere. Si un niño pide a sus padres que lo ayuden, en ese momento ellos deben apoyarlo y sostenerle la atención. Algunos niños no pueden prestar atención ellos solos.

Hay que reconocer que después de estar sentados ocho horas en clase, tener que hacer luego los deberes en casa es una tarea penosa que sólo puede realizarse cuando existe una relación agradable, afectuosa y tierna entre los hijos y los padres, que los apoyan y que aún teniendo sus propias ocupaciones pueden disponer de algunos momentos cuando los hijos le piden algo.

Lo que no hay que hacer es forzar al niño, gritarle, ejercer el chantaje de la recompensa o el castigo. Pues entonces o se le quita el gusto por el trabajo o se lo convierte en un ser obsesionado por la escolaridad. Y así la vida le pasa por delante sin que él participe.

Texto extraído íntegramente del libro: “Niño deseado, niño feliz. Claves para aceptar, comprender y respetar las particularidades de sus hijos”.

Dolto, F. (1994). Niño deseado, niño feliz. Claves para aceptar, comprender y respetar las particularidades de sus hijos . Barcelona, Paidós.

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